colocándome de Luna un broche
y concediéndome por mis errores la amnistía.
Conjugándole el verbo dormir a mi almohada
le cuento mis miedos y descanso sobre su calma
y cubierta por mis cobijas de tela acolchada
no consigo dejar caer en coma mi alma.
Bajo la cama se ocultan mis miedos
se graban los sonidos de mi inestabilidad
y yo, sin fuerza de voluntad, no les puedo dar el deviedo
aunque muero de ganas porque mi espíritu deje de sentir debilidad.
PD: Amo la noche.
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